Jordi tiene 5
años y está empezando a disfrutar del trabajo más formal y académico. Ahora
sale de él mismo sentarse un rato cada día para trabajar la lectoescritura y aunque
su hermano Sergi le insiste para que vaya a jugar, él se mantiene firme en su
decisión de aprender. Es el hábito de trabajo que no se consigue de manera
milagrosa, ni de un día para otro, sino que es cuestión de afianzar las
rutinas. Jordi no mostraba interés por las letras, sin embargo se le ha exigido
cada día un poco y a medida que él mismo se ve capaz de aprender va ganando
motivación. Ha descubierto que se esconde un universo de fantasía detrás de las
letras, ahora empieza verle necesidad a aprender a leer. Me pregunto si hubiera
sentido necesidad de aprender a leer sin esas pequeñas exigencias rutinarias,
día tras día, semana tras semana, año tras año… o seguiría no interesado en
aprender? Los hábitos de trabajo se aprenden y todo buen hábito requiere un esfuerzo.
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