Terminamos de encofrar la azotea. Colocamos la vara de acero
que nos permitirá bajar del tejado. Calculamos el área y lo multiplicamos por
la altura y averiguamos el volumen que cabe de hormigón. En total un metro y
medio cúbico. Valoramos diferentes presupuestos. Hacer el hormigón a mano
resulta más caro y más costoso que comprar una cuba de hormigón. Falta
solucionar otro problema, ¿cómo subiremos un metro y medio cúbico de hormigón
dos metros de altura? El único motor que
tenemos son nuestra propias manos y unos cuantos cubos. Pedimos ayuda a unos
vecinos y montamos una gran cadena. Unos llenan los cubos, los pasan a
otros y otros a otros hasta llegar arriba al tejado, vacían los cubos y los
tiran al suelo. Los niños son los encargados de recogerlos y volver a
traerlos a la cadena. En menos de una hora terminamos todo el tejado. El señor
de la cuba, acostumbrado a ver de todo, no daba crédito, lo cierto es que el
sistema ideado entre todos funcionó, es el trabajo cooperativo. Ahora queda esperar unas tres semanas para
poder desmontar todas las vigas que soportan el peso del hormigón y ya podremos subir al tejado.
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