Boca abiertas se han quedado Sara, Judit y Jordi al observar
el obrador que han visitado. Hacer pan es uno de los oficios más antiguos e
imprescindibles a día de hoy. La técnica sin embargo, ha mejorado muchísimo.
Hoy en día las máquinas hacen la mayoría del trabajo, con precisión, amasan,
cortan, dan forma a los panecillos, los recogen y depositan en el horno.
Contamos que había más de 20 máquinas trabajando sin descanso, de noche, mañana
y tarde. Claro está que la figura del panadero es imprescindible, menos mal.
Todavía el hombre controla a las máquinas y le da el toque artesanal final a
los panes, croissants, bollos y demás. Joan, uno de los panaderos contestó
todas las preguntas que le hicieron las niñas y Anna, la propietaria, les
estuvo explicando todo el proceso de elaboración, fermentación y cocción. Para
que pudieran practicar en casa todo lo aprendido les regaló masa de pan y de
croissants. Los niños salieron muy contentos de la visita con sus regalos,
comiendo croissants y chocolate. Una visita muy didáctica y sobretodo apetitosa.
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