Ingrid y su marido regentan un centro dental en el barrio.
De bien pequeña Ingrid tenía clara su vocación, quería ser médico, farmacéutico
o dentista. Sus tíos, dentistas de profesión, la invitaron para que conociera el
oficio y tanto le gustó que decidió dedicarse a la odontología. Después de
estudiar cinco años en la universidad y especializarse en ortodoncia, Ingrid y
su pareja tomaron las riendas de la clínica dental. Judit y Sara le han
preguntado muchas cosas, porque son tan caros los tratamientos dentales, si es
verdad que comer chucherías estropea los dientes, porque la gente tiene miedo
de ir al dentista, cuál es el secreto para ser un buen dentista, etc. Comer se
puede comer de todo, incluso chucherías de vez en cuando, siempre y cuando se
laven los dientes a conciencia después de cada comida. El secreto de Ingrid es
tratar a los pacientes como si fuera ella misma, o como si fueran sus propios
hijos, tratar de hacer las cosas lo mejor que sabe. Desde luego es la clave del
éxito.
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