La educación personalizada parte
del supuesto que somos personas, personas humanas, algo obvio y quizás algunos
pensaran, menuda redundancia, personas
solo pueden ser humanas. Bueno, pues depende. Hay algunos autores que
contemplan a los ángeles y a Dios como personas y de ahí que necesiten
calificar a las personas como personas humanas.
Más allá de las discusiones
filosóficas y teológicas, cierto es que el personalismo se sitúa entre medio
del individualismo y del colectivismo, considera a la persona por encima de las
necesidades materiales, pero también lo considera un sujeto relacional y
comunicativo.
Pero, ¿qué significa ser persona?
Aunque la primera definición de
persona será la que hace el filósofo Boecio (480-524) con la famosa frase “sustancia individual de naturaleza racional”,
ya san Agustin (354-431) un siglo antes habla del ser humano como el único ser
capaz de pensarse, de implicarse en su propia reflexión, de cuestionarse ¿quién
soy yo?
Santo Tomás de Aquino en el
siglo XIII define al ser humano como un ser unitario, individual y relacional,
está definición será el plantel de los antecedentes de los principios fundantes
de la persona: identidad, apertura y unidad que recogerá el padre Pierre Faure siglos después
y que seguirá y ampliará Víctor García Hoz, considerado en España el padre de la educación
personalizada.
¿Qué significa educación
personalizada?
El personalismo por un lado es
contrario al colectivismo donde el individuo es considerado una masa, y por
otro es contrario al individualismo que nos hace incapaces de comunicarnos. La educación
personalizada tiene en cuenta al alumno como tal, ser particular dentro de una
colectividad, un grupo o una clase. Educar proviene del verbo latino educare que significa criar, alimentar,
pero a la vez este verbo procede de otro más antiguo educere que significa extraer, llevar hacia fuera. Y es este
sentido etimológico el que considero más acorde con el acto de educar. Se traslada en el acto educativo en que cada
maestro debe descubrir a cada niño, ayudarle a sacar hacia fuera sus talentos,
fomentar sus capacidades, para que pueda conocerse, ser él mismo,
perfeccionarse para que pueda autogobernarse, ser libre, consciente de su vida
y de la convivencia con los demás. La educación es pues según palabras de García
Hoz, el perfeccionamiento intencional de la persona humana mediante la propia
actividad consciente y libre. Un perfeccionamiento de la persona humana
mediante la adquisición de conocimientos, el desarrollo de aptitudes y la
promoción de valores morales y éticos, a través del respeto, de la solidaridad y
de la convivencia con los demás en el ámbito de la familia, de las amistades y
de la vida social.
Esta definición es integral de la
educación ya que tiene en cuenta la dimensión volitiva, intelectiva, afectiva y
corporal del ser humano.
Antecedentes de la educación
personalizada
La educación personalizad no es algo nuevo, ya a finales
del siglo XIX aparece la escuela nueva o escuela activa como consecuencia de
las innovaciones e investigaciones pedagógicas que se llevaron a cabo para
mejorar los aprendizajes de los niños. María Montessori es un claro ejemplo de
ello con su pedagogía por descubrimiento o John Dewey quien consideraba que el
aprendizaje se basaba en la experiencia, para Dewey el aprendizaje consistía en
resolver problemas, aprender haciendo o el matrimonio Celestine y Elise Freinet
claros precursores del trabajo cooperativo, también William Kilpatrick
influenciado por Dewey creó a principios del siglo XX en EEUU la primera
escuela “learning by doing”, se
centra en una pedagogía por proyectos donde los alumnos elegían libremente un
problema que les interesaba. También son referentes a la educación
personalizada la enseñanza individualizada como el sistema Winetka o el Plan
Dalton, programas o contratos de trabajo entre el profesor y el alumno a través
de libros y materiales auto correctivos que respetaban los diferentes ritmos de
aprendizaje de los alumnos.
Todos estos autores, maestros y
pedagogos con sus diferencias y su complementariedad coinciden en el trabajo personal seguido por los intereses de los
niños, por metodologías activas de descubrimiento y experimentación práctica y
la apertura social, la puesta en común con los diferentes compañeros, para
compartir conocimiento, debatir, argumentar, retroalimentarse y evaluarse.
¿Es el homeschooling una educación personalizada?
Teniendo en cuenta todo lo
expuesto hasta ahora el homeschooling
es una educación personalizada pues contempla al niño desde su singularidad, su identidad, ya que son los padres
los primeros y los principales educadores de sus hijos, quienes mejor les
conocen, quien les educan en el sentido de educare
alimentar, criar, y les educan en el sentido de educere, ayudándoles en su camino de adquisición de conocimientos, perfeccionamiento
de sus habilidades, aptitudes y perfeccionamiento de valores morales y éticos.
Los padres se convierten en
mediadores de experiencias, en facilitadores de materiales, recursos, libros,
en acompañantes del proceso de aprendizaje de sus hijos siguiendo sus
intereses, fomentando un aprendizaje por descubrimiento, en proyectos o en
programas diseñados por los niños, en contacto directo con el mundo real,
natural, social y cultural a través de exposiciones, visitas guiadas con expertos, salidas
de campo, participación en eventos, en una apertura al mundo de manera personal
y grupal con las distintas familias homeschoolers, amigos, vecinos y familia
extensa.
Es una educación integral que permite al niño conocerse y proyectarse para vivir su propia vida junto con los demás, conviviendo en solidaridad y de manera trascendental.
Referencias:
Cembrano, D. (2010). Una educación personalizante,
un proyecto pedagógico para el siglo XXI. Obtenido de
http://mailing.uahurtado.cl/cuaderno_educacion_22/Educacion_personalizada_arch_adj.pdf
Dewey, J. (2004). Experiencia y Educación. Madrid: Biblioteca
Nueva.
Freinet, C. (1966). Consejos a los maestros jóvenes. Madrid:
Biblioteca Moderna.
Hoz, G. (1993). Introducción general a una pedagogía de la persona.
Madrid: Rialp
Montessori, M. (1911). Ideas generales sobre el método. Manual Práctico.
Madrid: CEPE.