Cuatro capazos de tierra y un capazo de Portland utilizamos
para hacer mortero. La mezcla, con agua, debe quedar pastosa, sin exceso de agua
pero blanda. Con la ayuda de la gaveta
transportamos el mortero en la obra. Sara, Judit y Jordi han aprendido a
enllardar, untar ladrillos con la paleta, no es un proceso fácil, pues hay que poseer
cierta práctica para que el mortero no se caiga por todas partes y los
ladrillos pesan bastante para que los niños puedan maniobrarlos con agilidad. Lo
más importante son las midas, las guías colocadas a plomo, bien rectas que nos
servirán para subir las paredes perfectamente rectas. Es todo un trabajo de
precisión.
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