Jordi disfruta con los cacharros rotos, intenta arreglarlos
con el destornillador, la llave inglesa y todo lo que puede conseguir de la
caja de herramientas de su padre bajo nuestra inspección. Hay muchos juguetes
para los niños de mecánica, pero en realidad lo que quieren los niños son
herramientas de verdad que puedan aportarles conocimiento y descubrir sus
mecanismos internos. Hay que controlar y supervisar en todo momento, pues
más de una vez, experimentando, nos ha desmontado alguna que otra cosa. En las
ferreterías acostumbran a acumular cacharros y artilugios inservibles que
vienen muy bien para las prácticas a coste cero. No siempre destroza, a veces,
consigue sus objetivos, como ayer, que aprovechó un timbre viejo para
instalarlo en su bicicleta nueva.
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