Vivimos
en un mundo donde los números son importantes, sobre todo para ponernos
etiquetas y catalogarnos, como los alimentos del súper. Pero ¿cómo se califican
a las personas? ¿Qué criterios de evaluación son los más apropiados? y lo más
importante ¿para qué nos sirven las notas, para competir entre nosotros? No con
ello pretendo eliminar la evaluación, pero sí reflexionar si es necesario en
las etapas de primaria hacer pasar a los niños por tantos controles y exámenes.
¿No sería suficiente una evaluación continua? Observar el progreso de los
niños, los trabajos, la actitud en clase, la implicación en las actividades
diarias, valorar el día a día, etc., Es interesante la reflexión que hace
Sarramona al respecto de la evaluación “¿No es iluso creer que podemos mesurar
la educación cuando se trata de un fenómeno tan complejo? Cuando evaluamos,
¿llegamos de verdad a captar lo que es más profundo, la cosa más significativa
y por tanto, la cosa más importante de la educación?” (Qui té raó?,
2008)
Creo que los exámenes no serían necesarios si las actividades que se realizaran
en el colegio fueran del agrado de los niños, si surgieran de su propia iniciativa,
si fueran sus trabajos en lugar de
los trabajos de clase.
Con el pìano,
por ejemplo, la mejor evaluación es la interpretación.
Sarramona, J. (2008). Qui té raó? Barcelona:
Prisma.
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